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Editorial |
Descripción
«Pocas veces Montaigne ha encontrado un interlocutor más lúcido y más cómplice. El libro de Juan Malpartida es una demostración de que la cultura es un diálogo vivo a través de las épocas desde la curiosidad y la libertad.» Rafael Argullol
Michel de Montaigne (1533-1592) fue un filósofo, «el más amable de todos», que gustaba de pensar a caballo, en el camino, al paso. Enamorado de la diversidad, de la libertad, la sensatez, la lectura y la escritura, el humanismo superior, fue renuente a las grandes ideas y desconfió de los datos, de la memoria. La anotación y escritura de sus Ensayos, producto del azar, de una anécdota, de una conversación o de la lectura de un libro, siempre estuvo al servicio de la vida«mi oficio y mi arte es vivir». Su obra, alejada de la mera elocuencia, encontró, como nos recuerda Stefan Zweig, una única afirmación categórica, siempre repetida: «la cosa más importante del mundo es saber ser uno mismo». El poeta, ensayista y narrador Juan Malpartida, en este libro singular, se introduce en la vida y en la obra del gran escritor francés, siendo fiel a la premisa misma del ensayo: probar. En su visita a la torre de este peculiar vecino, el autor dialoga implícita o explícitamente con otros lectores de MontaigneAzorín, Ortega y Gasset, Jorge Edwards, Marc Fumaroli o Jean Starobinski, construyendo así un ensayo narrativo sobre el arte de ensayar, realizado desde dentro, desde el desafío continuo que supone la alianza de la reflexión y la recreación. Al tiempo que nos adentramos en el siglo XVI, en aquella época convulsa donde la libertad individual estaba asediada por guerras, violencia e ideologías tiránicas, Malpartida nos propone un encuentro fabulado entre Cervantes y el autor de los Ensayos; nos invita a un curioso picnic con lo más granado de la investigación científica contemporánea; y nos enfrenta a las cuestiones filosóficas y literarias que donde, frente a fanatismos y facciones, nos jugamos nuestra existencia y libertad interior. Mi vecino Montaigne es un diálogo tan sutil como arriesgado con el tiempo presente y con el pasado, y un homenaje implícito a la imaginación reflexiva y literaria.