Información adicional
Peso | 0.15 kg |
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Editorial |
Descripción
Carolina Bruck convierte la claridad en una forma del misterio. Convencida de que el secreto no se comunica con estridencia, se sirve de un tono cómplice para crear situaciones de inquietante intimidad. Nada de lo que ahí ocurre es inocente y nada deja de ser entrañable. Los personajes buscan sentirse bien en un entorno que no comprenden. En consecuencia, una sutil tensión los lleva del anhelo al malentendido. La infancia, la amistad, el amor, la historia, son instancias en las que se intuye algo que no puede ser dicho. Las claves para descifrar ese universo son mínimas y exigen atención: «La única cualidad positiva de los cisnes de hielo es que son efímeros», escribe Bruck, cazadora de tenues paradojas. Estos cuentos demuestran que no hay nada más enrarecido que lo cotidiano. La existencia carece de plan maestro, pero ciertos detalles permiten entenderla. Tal es la excepcional lección de Carolina Bruck.