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Editorial |
Descripción
El mundo de Bartók, al modo de una biografía múltiple y coral, presenta un centenar de testimonios y evocaciones sobre Béla Bartók. Desde los relatos de su familia directa -madre y hermanos, luego sus viudas y sus hijos; también sus amigos íntimos- hasta los testimonios de grandes compositores y colegas como Zoltán Kodály, Igor Stravinsky, Yehudi Menuhin, Arthur Honegger, Darius Milhaud y Francis Poulenc, o la visión de sus discípulos Antal Dorati y Georg Solti. Aquí se recorren los primeros años en la Hungría provincial de fines del siglo XIX; sus estudios, viajes, vida privada; sus grandes composiciones; hasta los recuerdos del final de su vida, en Nueva York, donde muere en septiembre de 1945. Los testimonios alemanes, austríacos, ingleses, franceses, suizos, españoles, belgas, holandeses, rumanos, australianos, turcos, rusos y estadounidenses recogidos en este volumen reflejan el impacto y el legado musical que dejó fuera de su tierra. Esta pluralidad de fuentes sirve también para disipar los estereotipos simplistas acerca de la figura de Bartók, derivados de la trasposición de las ideologías de la «guerra fría» al análisis musical. El moderno héroe nacional húngaro retratado en los billetes y forjado en ciertos textos de Europa del Este, enmarcado en una perspectiva hagiográfica, contrasta con el retrato colectivo y contradictorio, con las dramáticas marcas de humanidad que presenta El mundo de Bartók. Béla Bartók (Hungría, 1881- EE.UU., 1945), uno de los grandes músicos y compositores del siglo XX, se dedicó a la interpretación, la docencia, la musicología y la composición, y ganó enorme prestigio internacional en las cuatro áreas. También se especializó en etnomusicología: reunió y analizó miles de canciones folklóricas y preparó estudios vastos y minuciosos de media docena de músicas folklóricas nacionales. Luego de una formación rigurosa, viajó mucho y se presentó sobre todo en Hungría, Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania. Hablaba y escribía fluidamente en húngaro, alemán, inglés y francés, y conocía razonablemente bien otra media docena de lenguas. Bartók tenía una personalidad difícil. Su gran amigo y colaborador, el célebre compositor y pedagogo musical Zoltán Kodály, recuerda que era el único amigo de Bartók en Budapest: «no tenía a nadie con quien hablar», confiesa. Sus alumnos de piano solían sentirse abrumados por su inflexible insistencia en el matiz exacto de una frase o de una marcación rítmica. A los 26 años fue nombrado profesor del Conservatorio de Budapest. Y a comienzos de los años cuarenta fue profesor en las universidades norteamericanas de Harvard y Columbia. Compuso El príncipe de madera (ballet-pantomima), El castillo de Barba Azul (ópera); suites y otras composiciones para orquesta, música coral (como Cantata profana); seis cuartetos para cuerdas, sonatas para violín, un gran número de obras para piano y varios volúmenes con arreglos de canciones folklóricas. Debe mencionarse sus revisiones de obras del repertorio clásico y su ambiciosa composición Microkosmos, un conjunto de 153 piezas ordenadas progresivamente por grados de dificultad y complejidad.