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Editorial |
Descripción
La reciente crisis de la fe teísta que se ha producido en Occidente ha traído en su estela también una crisis moral, porque muchos de aquellos que han perdido la creencia en una justificación divina de la moralidad no ven ninguna otra razón convincente para obligarse a seguir una conducta moral.Tales individuos, al quedarse sin una base firme de conducta ética, bien aceptan ideologías materialistas y políticas o bien dejan que su conducta se guste principalmente por el auto-interés. Sin embargo también encontramos un creciente número de aquellos que buscan alternativas mejores. A ellos la enseñanza del Buda sobre la acción de las Raíces de lo Provechoso y de lo Perjudicial puede ofrecerles un motivo y criterio del Bien y del Mal que no es teológico ni autoritario, sino que está basado en la experiencia propia y que tiene una base psicológica y una motivación autónoma y pragmática. El Buda ha enseñado que las causas básicas de todo sufrimiento son las Tres Raíces del Mal: Avidez, Odio y Ofuscación. Estos tres términos comprenden toda la escala de lo malo, ya tenga éste la mínima o la máxima intensidad: desde la más ligera tendencia hasta la manifestación más burda en actos o palabras. Las Raíces de todo lo Bueno son también tres: No-avidez (altruismo, liberalidad, renuncia) No-odio (benevolencia, compasión) y No-ofuscación (conocimiento, sabiduría)