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Editorial |
Descripción
A pesar de estar ligada a una historia muy antigua y a una riquísima tradición cultural, la narrativa hebrea comienza a desarrollarse recién a fines del siglo XIX y su destino parece estar fatalmente ligado a la tierra de Israel. A partir del exilio, producido como consecuencia de la dominación romana en el siglo II D.C., el hebreo pasó a ser una lengua sacra: su empleo se limitó casi exclusivamente, durante centurias, a temas relacionados con la religión y la liturgia. Sólo a fines del siglo XVIII, con el surgimiento del Iluminismo en Europa, el hebreo vuelve a ocupar un lugar relevante en la cultura secular a través de una nueva creación literaria que intenta abrirse camino. Pero es en la tierra de Israel donde el hebreo se revitaliza y se afianza nuevamente, gracias a las sucesivas oleadas de inmigrantes que a partir de fines del siglo XIX lo adoptan como idioma cotidiano. A partir del siglo XX la creación literaria se desarrolla en forma intensa y vertiginosa. La crisis de las formas de vida tradicionales, el debilitamiento de la fe, el amor, la muerte, la búsqueda de la propia identidad y la incertidumbre, aparecen como temas centrales en la narrativa israelí contemporánea, abierta a las más variada influencias. Pero más allá de todas las corrientes innovadoras, subsiste una relación indisoluble con las fuentes tradicionales. El fuerte poder alusivo de la lengua enriquece infinitamente el significado de lo actual y cotidiano mediante reminiscencias ancestrales. Desde los clásicos contemporáneos hasta la nueva literatura joven; desde la estética del realismo hasta la posvanguardia, Lengua de tierra incluye relatos del premio Nobel de Literatura Shai Agnon y de otros grandes autores como Amos Oz, Dvora Barón o David Grossman, todos exponentes de una literatura comprometida con su tiempo a través del humanismo y del pensamiento crítico y la convivencia, en una región donde la paz está permanentemente amenazada.