Información adicional
Peso | 0.3 kg |
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Editorial |
Descripción
Las primeras líneas de una historia deben ser hipnóticas. Únicamente las que cumplen tal objetivo logran quedarse grabadas para siempre en la memoria de los lectores. Por supuesto, el inicio de Cien años de soledad es ejemplo vivo de lo anterior. Cuando los ojos discurren por una oración como: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo, un repiqueteo de campanas parece comenzar a sonar en nuestro interior. Un vaivén del tiempo cuya reverberación va construyendo la novela.