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Peso | 0.174 kg |
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Descripción
De golpe los hechos se apelmazan en un punto de su recuerdo que hace que hoy, cuando quiere recuperarlos, se le presenten como todo uno. ¿El enigma Ratto? Esa sospecha de uno de los narradores de estos felices cuentos los vuelve comparables a esos sueños amables que no queremos ni podemos explicar. Algo de nuestro idioma se precipita allí para no dejarnos ni siquiera murmurar. Nos volvemos incluso «lectores tácitos». Y esa voz de los que cuentan, porque son múltiples y veloces como en las antiguas fábulas los narradores, acaso por la inmediatez imaginaria que ganan en el lector, adquiere una agudeza y una precisión invalorables. Y todos esos yoes nos cuestionan: ¿son yoes que nacen de la vida vivida o vanas formas de una materia que acaso llamamos con alegría ficción? Pero además, en la vacilante proeza de cada cuento donde también una moraleja huidiza se gana nuestra confianza, entra de golpe una movediza actualidad. Y es casi enciclopédica en su presentación y sutileza: manchas, nombres raros de razas de gatos, plantas monstruosas que crecen para avivar nuestro espíritu de lectura, casoares, verduras que admiten que las saquen de paseo () y faunas al fin como si revisitaran las maravillas entrañables de un Plinio o Claudio Eliano o Sinisgalli. Y así, en su delirio y perfección, no nos sueltan sino una vez que colmaron nuestra incalculable capacidad de soñar.