Información adicional
Peso | 0.152 kg |
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Editorial |
Descripción
En la vida del hombre hay dos imágenes esenciales que nunca poseerá: la de su origen, la del instante en que fue engendrado, y la de su final. Nunca asistiremos a nuestra muerte. Son imágenes que imaginamos interminablemente. «Hay un aprender que nunca encuentra el conocer, y que es infinito. Ese infinito es mi vida».
Quignard ahonda en un pequeño puzzle de pinturas antiguas, Medea antes de sacrificar a sus hijos, Aquiles antes de matar a Troilo, en las que todavía ignoramos la acción que ha de ocurrir. A través de hallazgos y asociaciones etimológicas (Medea meditar; Troilo Troya), nos acaba mostrando con el dedo que en toda imagen hay una imagen que falta. El arte busca siempre algo que no está presente.
Quignard muestra que la imagen ve lo que falta, pero también, con su potencia literaria, que la palabra nombra lo que fue. Y así como tras toda biografía concreta está la Historia o tras el nombre propio de cada uno de nosotros hay un antepasado, así tras cada palabra hay una palabra perdida.
Su texto, de 2014, está acompañado aquí por una extensa documentación, año a año, sobre la vida de Quignard: sus decisiones, sus lecturas y la totalidad de sus escritos y proyectos hasta hoy.